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Son unes elecciones trascendentes. Ayer, repasando en la presentación de ‘Pedro Zerolo: una lucha por la igualdad’, la trascendencia histórica del legado de los socialistas, y extendimos la cronología de todo lo que está en juego. Ninguna conquista es irreversible, ningún monstruo de las sombras garantiza que no podamos retroceder en alguna de las victorias que el calendario legislativo de nuestros gobiernos ha dejado en el espacio cívico, en la conquista ciudadana de la acción de los parlamentos. Necesitamos ser fuerzas políticas de la certeza para que los ciudadanos sepan por qué camino vamos a dirigirles. No es muy distinto del de la trayectoria histórica y los valores que hemos recorrido, pero incorpora elementos nuevos. El más importante, como repasábamos ayer, seguir garantizando que los vulnerables y los débiles, quienes sueñan y quienes sufren, siguen teniendo en esta casa grande que es el PSPV-PSOE una referencia y un relato. La consecuencia de volvernos una opción confiable para la mayoría, la de garantizar una sociedad que respete el derecho a la diferencia sin diferencia de derechos.

No es menor lo que está en juego. No ya la conformación de una mayoría parlamentaria, sino un modelo social que cuestiona el sistema de derechos y de garantías sobre el que se ha sustentado el país en sus únicos cuarenta años en paz de su historia reciente. Un sistema que se cuestiona desde un aparente anti stablishment que, sin embargo, recoge lo mejor del legado del liberalismo ultra, la ortodoxia económica de la desregulación y la ausencia de reglas de mercado donde solo ha sobrevivido el azar del mejor preparado contra el infortunio. Un poso de fondo que nos recuerda que este combate es también ideológico, resituado entorno al testamento de Aznar, que Abascal se niega a dejar de heredar. La triple alianza, por primera vez en democracia, divide para no restar. Está en juego la cronología de dignidad que fue el ejemplo de Pedro, la trascendencia histórica de su servicio público y otra vez el concepto de ciudadano. El mismo por el que punga el anhelo de un nuevo contrato social que sepa alejarnos de las sombras de este tiempo para proyectarnos a toda la luz abierta del futuro. La batalla es otra vez contra el miedo, y otra vez nos convoca más abierta que nunca. No dejemos de darla.

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